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Medio Oriente en un territorio desconocido

Al borde del abismo: de la guerra por poderes a guerras directas

ROMA, 14 abril 2024, 20:48

Por Stefano Polli

ANSACheck

Medio Oriente en un territorio desconocido © ANSA/EPA

Medio Oriente entró en territorio desconocido. La región se encuentra en una fase política y militar sin precedentes. Por primera vez en la historia, Irán decidió atacar directamente a Israel golpeándolo dentro de sus fronteras.
    Esto nunca había sucedido desde 1979 hasta hoy, el año de la revolución que derrocó al Shah (Mohammad Reza Pahleví;;;) y llevó a Ruollah Jomeini al poder. En estos 45 años las tensiones y enfrentamientos entre ambos países fueron continuos y encarnizados. Pero Teherán nunca se había atrevido a cruzar esa línea roja de ataque directo.
    De las guerras indirectas (las guerras por poderes encomendadas a Hamás, Hezbolá, los hutíes y las milicias controladas por los Pasdaran en Irak y Siria) los ayatolás pasaron a la guerra directa, al ataque al corazón de Israel. E Israel anunció que decidió responder, en los modos y en los tiempos que decidan los líderes israelíes.
    La escalada que nadie quería, empezando por el presidente estadounidense, Joe Biden, es claramente visible para el mundo.
    Lo que era el principal temor tras el ataque de Hamás del pasado 7 de octubre, es decir, la ampliación del conflicto, lamentablemente se está convirtiendo en realidad.
    El hecho de que Israel haya podido, en gran medida, frustrar el ataque de drones y misiles balísticos y de crucero iraníes no resta gravedad a la situación.
    En el pasado, Irán ya había organizado, especialmente en respuesta a los ataques estadounidenses en Siria e Irak, represalias "de fachada", incursiones que no tenían el objetivo concreto de causar daño al enemigo, sino simplemente de salvar las apariencias. Esta vez no puede ser así, incluso si el ataque hubiera sido anunciado y esperado y, por tanto, casi totalmente frustrado.
    Ya hay consecuencias claras y directas. En primer lugar, el fin de la ambigüedad iraní. Teherán estuvo detrás del ataque del 7 de octubre con años de ayuda militar y política brindada a Hamás. Pero nunca se había expuesto directamente.
    El ataque de la noche del sábado disipa cualquier duda restante sobre el papel de Teherán.
    La segunda consecuencia es una inevitable reunificación de Israel.
    La feroz controversia contra el premier israelí, Benjamin Netanyahu, por su conducción de la guerra probablemente quedará temporalmente arrinconada. Y lo mismo podría ocurrir con las críticas de los aliados estadounidenses y europeos.
    El tercer punto se refiere a las negociaciones para una tregua y la liberación de los rehenes. Es difícil en este momento esperar una solución rápida.
    Pero el punto central hoy es otro y gira en torno a cuál será la reacción de Israel. Occidente y Europa se unieron en torno a Israel como ya había ocurrido el 7 de octubre. Pero, al mismo tiempo, explicaron que es momento de tener los nervios fuertes y la cabeza fría.
    Biden dejó bien claro que Estados Unidos no apoyará a Israel en ninguna represalia contra Irán.
    Estados Unidos teme que pueda estallar una guerra regional en Medio Oriente que podría extenderse a otros actores. Por eso el presidente estadounidense le pidió a Netanyahu moderación y atención.
    En Washington quieren construir una fuerte y firme respuesta diplomática a Irán, aislando al país.
    Después de la de Ucrania y la de Gaza, el mundo no puede permitirse otra guerra que tendría fronteras más amplias y consecuencias impredecibles y potencialmente devastadoras. No es una situación fácil para Israel: el ataque de Irán después del 7 de octubre y estos meses de guerra crean una situación complicada para el país que se siente rodeado, que está cansado de las constantes provocaciones de Teherán y que, tal vez, empieza a pensar que llegó el momento de dar una lección a los ayatolás.
    Sin embargo, es el momento de reflexionar sobre cuál podría ser la mejor respuesta tras esta nueva escalada.
    En las últimas semanas, los líderes israelíes no siempre escucharon los consejos y solicitudes de la Casa Blanca.
    En Washington esperan que esta vez las cosas vayan por otro camino, mientras el mundo observa con preocupación cómo Medio Oriente baila al borde del precipicio.
   

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