"El G7 de Capri ha coincidido en la necesidad de aislar tanto como sea posible a Teherán, un agente de desestabilización en Oriente Medio, entre Líbano, Siria, Irak, Gaza y el Mar Rojo, así como indirectamente en el frente ucraniano, con sus drones utilizados contra Kiev.
La estrategia pasará por nuevas y duras sanciones en respuesta a su ataque con misiles y drones, en su mayoría fallido, contra Israel el sábado pasado.
Estas medidas de represalia tienen otro propósito delicado: contener la reacción de Israel, que podría desencadenar un ciclo perverso de guerra que podría inflamar todo Oriente Medio, con consecuencias dramáticas.
Las sanciones afectarán a individuos y empresas en Irán involucrados en la producción, venta y entrega de misiles y drones utilizados tanto en Ucrania como contra Israel, así como por los Houthi en el Mar Rojo.
¿Será suficiente esta estrategia para "castigar" y disuadir a Teherán y limitar la represalia israelí? El G7, precedido por las sanciones estadounidenses y británicas contra Irán, que también quiere enviar un mensaje de unidad de las democracias en este asunto, así lo espera.
Pero la alarma es alta: resumiendo el sentimiento que prevalece en el G7, el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, ha advertido que "estamos al borde de una guerra regional en Oriente Medio, que provocaría olas de choque en el resto del mundo".
Italia, fiel a su política exterior en constante búsqueda de la paz, como lo reafirmó una vez más el Ministro de Relaciones Exteriores Antonio Tajani, busca incansablemente desactivar la bomba en el Medio Oriente cercano.
"Italia, también en calidad de presidenta del G7, condenó firmemente el ataque iraní del sábado pasado. Personalmente, expresé solidaridad al Ministro de Relaciones Exteriores de Israel, pero también le dije que debemos ser prudentes y abstenernos de cualquier respuesta o represalia", recordó Tajani durante la conversación con su colega alemana Annalena Baerbock.
El ministro italiano subrayó la importancia de que Israel no emprenda ninguna acción ni contra Irán ni en Rafah.
Baerbock, por su parte, abogó por una postura más dura contra Teherán. "Irán debe ser aislado. Y al mismo tiempo, no debe haber una escalada". Agregó: "Sería fatal para las personas: en Israel, en Cisjordania, en Líbano y en toda la región".
Israel, que rechazó el ataque durante el fin de semana también con la ayuda de socios en la región, ha logrado una "victoria defensiva", dijo la política alemana, "y ahora debemos asegurarla diplomáticamente".
La temperatura en Oriente Medio está al rojo vivo. Los dos principales contendientes, Israel e Irán, tienen fuertes motivaciones internas que podrían imponer la línea dura sobre cualquier opción de moderación.
¿Podrán las nuevas sanciones, los llamados y la continua expresión de solidaridad con Israel detener las olas de choque que prevé Borrell? La historia geopolítica reciente de la región, y los desarrollos más recientes, no dejan mucho espacio para el optimismo, más allá de la unidad en la firmeza demostrada por el G7.
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